Recordar

Recordar: del latin re-cordis. Volver a pasar por el corazón.

Los dos sintieron en el mismo instante, y resbalaron el uno hacia el otro como para caer en ellos mismos, en la tierra común donde las palabras y las caricias y las bocas los envolvían como circunsferencia al círculo, esas metáforas tranquilizadoras.


jueves, 29 de septiembre de 2011

La jarrita de aluminio


Domingo.
Había facturas. Tostadas. Galletitas.
Estabamos todos.
Lo que costaba despertar a Emanuel!!
Y a Andres?
Y a Vanesa? chinchuda mal.
Un humor re podrido a la mañana.
Porque yo?
Siempre me mandaban a mi a despertarlos.
Desde tempranito estaba con vos.
Me levantaba, te daba un beso.
Andaba en bombacha para todos lados.
Hola abuelito! y me acomodaba en la silla de al lado.
Te hacías matecocido con pan picado adentro.
Te miraba.
En la jarrita de aluminio me acuerdo.
Ésa que hoy la veo en la repisa y ya nadie usa.
A mi me hacías en mi tacita.
Yo ya no tomo más así.
No se porqué.
Podría. Pero viste, vos ya no estás.
Ruben llegaba con el Olé.
Ya que estaba traía pan para el tuco del mediodia.
El mantel era blanco, con agujeritos.
Yo rodeaba los circulitos con los dedos.
La abuela aprovechaba el agua. Té.
Siempre me sentaba en el lugar de Andrés para hacerlo enojar.
Ñaña.
Desayunábamos.
De qué charlábamos?
-Pasame la azucar.
-Yo te la pedí primero.
De river?
-Pasame el dulce de leche.
De qué?
-Correte nena, ese es mi lugar.
-Denise, veni acá.
-Comete toda la galletita, no le chupés la crema.
El olorcito a café de la fábrica de la vuelta entraba por el balcón.
Me encanta esa fábrica.
Me daban chocolate cuando ibamos a venderle ensala de fruta.
Domingo.
Se escucha un ruido.
Voy a ver.
No, Denise.
Ya no es como antes.
Ya no te levantes al minimo ruido para ver si es tu abuelo haciendose matecocido.
Ni ver si Ruben trae el Olé.
Ni tengas miedo porque Vanesa no está mas para despertar.

El tiempo pasó.

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